Hoy inauguramos
nuestro apartado de entrevistas con Jose Serralvo, que ha publicado
su primera novela, Los elegidos, en la editorial
Sepha.
Hola, Jose. Para
empezar la entrevista, nadie mejor que tú nos podría explicar un
poco el argumento de Los elegidos.
Primero, dejad que os
agradezca a las dos por haberme invitado a inaugurar este espacio de
vuestro blog. En cuanto al argumento de Los elegidos, os diré
que es una novela que se desarrolla en torno a tres temas distintos.
Por un lado, es una novela romántica. Jacobo, el protagonista, sufre
por su ruptura con Helena, una mujer con la que mantuvo una relación
durante varios años, pero que le abandonó repentinamente. Poco a
poco, el lector intuye que tanto Jacobo como Helena siguen enamorados
el uno del otro y solo las últimas páginas de la novela permiten
comprender las causas de su separación.
Y por último, Los elegidos analiza también
cuestiones tan profundas como el suicidio y el sentido de la vida.
Siguiendo la estela de Camus, Los elegidos intenta explicar
las razones que podrían justificar que un individuo infeliz decida
esforzarse por disfrutar de los buenos momentos. No es un libro de
auto-ayuda, pero sí una novela optimista, que intenta aportar algo
positivo a la vida de los lectores.
Tú has trabajado en
uno de estos grandes despachos de abogados. ¿Hay mucho de
autobiográfico en tu novela?
Los elegidos es
una obra de ficción. Ahora bien, el ámbito en el que se mueve, el
de las élites financieras, es un mundo que conozco, y que he
intentado plasmar en la novela. De hecho, te puedo confesar que
durante casi un año tomé notas a diario sobre cosas que presencié
en este mundillo, tanto directa como indirectamente. Las jornadas
laborales interminables, las vacaciones interrumpidas por la
necesidad de responder los correos del jefe o las corruptelas
realizadas en nombre del cliente son cosas de las que fui testigo, o
que llegaron a mis oídos a través de amigos que se movían en el
mismo medio social.
Antes de iniciar la
novela, tenía casi doscientas páginas de notas. Pasé más de un
mes ordenándolas e intentando que muchas de las cosas que había
presenciado tuviesen cabida en la novela. De modo que, pese a que Los
elegidos no sea una novela autobiográfica, el retrato que hace
de las altas esferas financieras tiene un carácter casi cronístico.
Todos hemos envidiado
alguna vez la vida de personas como las que aparecen en Los
elegidos: sueldos muy altos, poder, prestigio... Sin
embargo, leyendo el libro, llegamos a la conclusión de que poco
tienen que envidiar. ¿Esto es así, o está algo exagerado para que
funcione la historia?
En mi opinión, Los
elegidos presenta una realidad de forma muy cruda, pero no
exagerada. Prueba de ello es que muchos amigos abogados han leído la
novela y me han dicho que se sintieron muy identificados con lo que
describía. Imaginaos que tengo un amigo abogado que se llama como el
protagonista de la novela: Jacobo. Cuando mi amigo Jacobo se leyó el
manuscrito me dijo que le parecía un buen reflejo de lo que es la
vida dentro de un gran despacho, y que probablemente aquello era
también extensible a otras profesiones del ámbito de las finanzas,
como las de los consultores o los auditores.
Ahora bien, mi intención
no era emitir un juicio de valor hacia los individuos que ejercen
esta profesión y que normalmente son personas brillantísimas que
han estudiado en universidades muy prestigiosas. Digamos que el
juicio de valor es más bien hacia las empresas que les explotan.
¿Diría que estas personas tienen poco que envidiar? No
necesariamente. Yo tengo amigos que trabajan en grandes despachos y
son felices con lo que hacen. Creo que el hecho de si sus vidas son o
no envidiables depende sobre todo de si están en ese tipo de
despachos o empresas porque quieren, o bien porque se han dejado
llevar por imposiciones sociales. Reconozco que Los elegidos
se centra mucho en este último supuesto: Jacobo no está satisfecho
con su vida en el despacho y siente que ha sido arrastrado
inconscientemente hacia un sistema en el que le explotan.
¿Es difícil
compaginar tu carrera de escritor con otro trabajo? Nos gustaría
saber cuáles son tus hábitos a la hora de escribir, y cómo
encuentras el tiempo para hacerlo.
Para ser capaz de armar
una novela, se tenga o no otro trabajo, hay que ser muy disciplinado.
Se necesita una enorme constancia. Lógicamente, es más fácil ser
constantes cuando uno puede dedicarse en exclusiva a la literatura.
Cuando escribí el grueso de Los elegidos, era estudiante de
Relaciones Internacionales en París. Solo tenía diez horas de clase
a la semana y pasaba la mayor parte del tiempo escribiendo. Vivía en
una pequeña buhardilla en la calle Marx Dormoy, con vistas a la
basílica del Sagrado Corazón. Solía despertarme a las siete de la
mañana, desayunaba releyendo lo que había escrito el día anterior,
me preparaba un café y empezaba a teclear de nuevo. Por las noches
realizaba correcciones. Muchos días me quedaba encerrado en casa, en
pijama, trabajando desde las siete u ocho de la mañana hasta más
allá de la medianoche. A veces he bromeado con amigos diciendo que
trabajé más cuando escribí la novela que cuando era abogado de
negocios.
Ahora mis hábitos son
bastante irregulares. Algunos días me despierto a las cinco de la
mañana para escribir un par de horas antes de ir al trabajo, otros
escribo por la tarde o por la noche, y, por supuesto, trato de
escribir los fines de semana y durante las vacaciones.
En estos momentos te
encuentras trabajando como delegado del Comité Internacional de la
Cruz Roja en Colombia. ¿Podría surgir de esta actividad el
argumento para una nueva novela? ¿Nos adelantarías algo si es que
has empezado una nueva obra?
Ahora mismo estoy
trabajando en una novela que analiza el tema de la sexualidad, en
particular la forma en la que nuestra concepción de los placeres
sexuales va tomando forma y cristalizando conforme vamos creciendo.
La idea de base que es que la sexualidad, lejos de ser innata, es un
producto eminentemente social que se adquiere y modifica a lo largo
de los años. Una peculiaridad de esta novela es que va a estar llena
de relatos dentro de la propia novela, un poco al estilo de Las
mil y una noches, donde se cuentan cuentos en los que alguien
cuenta un cuento sobre un cuentacuentos. Este proyecto nació hace
casi una década, cuando aún no había siquiera empezado a escribir
Los elegidos.
Jose Serralvo |
Os confieso que ya hace
tiempo que también estoy tomando notas para escribir una novela
sobre el mundo humanitario, pero creo que todavía habrá que esperar
un poco antes de que pueda darle forma. En todo caso, el trabajo de
delegado del Comité Internacional de la Cruz Roja es fascinante.
Cada año nos mandan a un país diferente, y hacemos cosas tan
interesantes como visitar prisiones para garantizar el trato digno de
los detenidos, atender a víctimas de desplazamientos masivos o
dialogar con miembros del ejército o grupos armados. Hay quien dice
que la guerra y el amor son los dos grandes motores de la literatura.
¡Supongo que se me van a ocurrir algunas ideas después de trabajar
tanto tiempo para una organización que se dedica a asistir y
proteger a las víctimas de los conflictos armados!
Suponemos que siendo
un buen escritor también serás un buen lector. ¿Cuáles son tus
escritores y libros preferidos?
Más que entrar en el
tema de mis libros favoritos, preferiría hablaros de los escritores
que más me han marcado. El primero que me viene a la cabeza es José
Saramago. Saramago es un escritor con quien no comparto muchas ideas
políticas, pero que era un maestro de la palabra. El crítico
norteamericano Harold Bloom lo consideraba el mejor escritor de toda
su generación y llegó a compararlo con Shakespeare. Confieso que el
narrador de Los elegidos, una especie de figura incorpórea
que se pasea por las páginas de la novela, intenta desarrollar el
narrador del propio Saramago.
Otros dos escritores que
me han marcado muchísimo, y que de hecho, por azares del destino,
han jugado un papel importante en mi vida personal, son Muñoz Molina
y Vargas Llosa. De ambos admiro mucho su cualidad de intelectuales
comprometidos y su forma de concebir la literatura.
También me fascinan
Javier Marías, Rosa Montero, Roberto Bolaño y Andrés Neuman, los
clásicos latinoamericanos, de Borges a Cortázar, pasando por
Carpentier, y el norteamericano David Foster Wallace.
En nuestro blog la
literatura infantil y juvenil va a tener un espacio importante. ¿De
pequeño ya eras un gran lector? ¿Cómo empezó tu afición por la
lectura? Y, por último: ¿algún consejo para conseguir que los
niños adquieran el hábito de leer?
De pequeño leía todo lo
que caía en mis manos. Creo que me aficioné a la lectura gracias a
las novelas de Agatha Christie. En casa teníamos una colección de
libros de misterio a los que se le estaban cayendo las tapas, pero
siempre había alguien que quería leerlos. Recuerdo ir al baño de
madrugada a echarme agua en la cara para poder seguir leyendo un rato
más y averiguar quién había cometido el asesinato de turno.
También tengo muy buen recuerdo de El Hobbit, que leí con mi
madre de niño a la luz de una vela, y de las novelas históricas que
me regalaba mi tío, y que fomentaron tanto mi pasión por la lectura
como por los viajes: Sinuhé, el egipcio de Waltari, León
el Africano de Maalouf, El vellocino de oro de Robert
Graves o Creación de Gore Vidal. Eran novelas ambiciosas,
pero fáciles de leer para un adolescente y que invitaban a soñar
con grandes viajes y épocas remotas.
Lo mismo me ocurrió con
las aventuras de Tintin, que devoré recién alcanzada mi mayoría de
edad. Yo diría que la única forma de que los niños adquieran el
hábito de leer es darles primero cosas que les diviertan, así sea
un buen cómic, y no intentar meterles Proust o Joyce con calzador a
una edad muy temprana.
Jose, ha sido un
placer. Te agradecemos tu colaboración con nuestro blog y te
deseamos suerte con tu primera novela y, por supuesto, con las que
llegarán. A nosotras Los elegidos nos ha
encantado, y esperamos que con esta entrevista podamos contribuir a
que más gente la conozca y la pueda disfrutar. Un abrazo.
Muchísimas gracias a las
dos. Me ha alegrado ser el primero de los muchos escritores que
pasarán por vuestro blog. ¡Os deseo buena suerte con este estupendo
proyecto!
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