Mi teoría es que se puede dividir en tres grandes grupos las personas que escriben novelas y nos cuentan algo.
Unos escriben siempre sobre sí mismos... y algunos de ellos se cuentan entre los grandes de la literatura.
Otros tienen un talento envidiable para inventar historias. Van en el tren, miran por la ventanilla y, de pronto, tienen una idea.
Y luego están aquellos que, por así decirlo, son los impresionistas de los escritores. Su talento consiste en encontrar historias.
Van por el mundo con los ojos bien abiertos y captan situaciones, ambientes y pequeñas escenas como si cogieran cerezas de los árboles.
Un gesto, una sonrisa, el modo en que alguien se pasa la mano por el pelo o se ata los cordones de los zapatos. Instantáneas tras las que se esconden historias. Imágenes que se convierten en historias.
Nicolas Barreau, La sonrisa de las mujeres, Barcelona, Espasa, 2012
Escritores que cuando los lees, parece que van por la vida con una grabadora y una cámara grabándolo todo para luego reproducir esas historias cargadas de realismo en sus novelas,
ResponderEliminarStendhal y el espejo en el camino...
ResponderEliminarYo creo que sería de las que van con la grabadora o la cámara en mano, una busca-historias, pero luego me falta la imaginación para que aquello tome forma
ResponderEliminar