Hoy os traemos, en nuestra sección de entrevistas, a una de las revelaciones del año. La asturiana Laura Castañón, se estrenó en Julio de 2013 en el mundo literario con una novela que está teniendo un enorme éxito, y que os reseñamos hace poco:
Dejar las cosas en sus días.
Muy amable y accesible, Laura respondió a nuestras preguntas, y con ellas esperamos que podáis conocerla un poco más y animaros a leer su libro, si es que aún no habéis podido disfrutarlo.
En primer lugar,
felicidades, Laura, no sólo por el éxito conseguido con tu primera
novela, sino sobre todo por haber escrito una historia que está
encantando a los lectores. ¿Esperabas que sucediera algo así en
tan poco tiempo?
No. Podría decir que en
absoluto, pero no es del todo exacto. Es cierto que jamás pensé ni
en publicarla mientras la escribía, ni por supuesto que eso llegaría
a suceder con una editorial como Alfaguara. Pero también es cierto
que sí que tenía la sensación de que podía gustar a algunos
lectores. Que esté gustando tanto y a lectores tan diferentes eso sí
que es una auténtica sorpresa.
Nos sorprende que
una persona que muestra tanta habilidad para la narración haya
tardado en animarse a publicar: ¿ha sido una cuestión de
dificultad para hacerlo, por las características del propio
mercado, o más bien has esperado a tener en la mano la historia que
consideraste adecuada?
No sé si decir que ha
sido una suma de casualidades o que la vida tiene sus propios
tiempos. Aunque he vivido siempre dedicada a la literatura, nunca me
había planteado publicar nada. Puede que cuando era muy joven lo
pensara, pero de una forma muy difusa. Luego me dediqué a trabajar
con talleres literarios y a dar clases de literatura y a los medios
de comunicación, y a otros trabajos…pero sobre todo a dirigir
talleres y a estar en contacto con la gente que escribía. Creo que
esa es una forma de vampirización: las historias ajenas con las que
trabajaba alejaban cualquier posibilidad de crear las propias. Pero
publicar no estaba en mis planes, desde luego. Casi podría decir que
escribir tampoco lo estaba: era una escritora que no escribe, como
los de la canción de Sabina… Lo que ocurre es que, como os digo,
la vida tiene su propio guión, y resultó que tuve que dejar el
trabajo que tenía, que me exigía mucha dedicación, al
diagnosticarme fibromialgia y fatiga crónica. No sé si será eso de
hacer de la necesidad virtud, yo más bien quiero pensar que son esas
circunstancias que aunque no te gustan, llevan en sí mismas la
oportunidad de hacer otras cosas. Así que me puse a aprender a hacer
patchwork , que era algo que siempre quise hacer, y me senté a
escribir. Y descubrí que una cosa y la otra, mira tú por dónde, en
realidad tenían bastante que ver.
Nos llama la
atención que Dejar las cosas en sus días está gustando a
todo tipo de personas, desde el lector de tipo medio, hasta los
denominados “cultos” o la crítica especializada... ¿Cuál
crees que es el secreto para lograr esto?
Me dicen esto con mucha
frecuencia y sí, es cierto que es una de las cosas que más me
sorprenden. Una de las mayores alegrías (junto con el hecho de que
lectores muy exigentes literariamente me hagan muchos elogios, que
también) es que este libro lo estén disfrutando aquellas personas
que creí que tendrían alguna dificultad para leerlo. Hay gente que
apenas ha leído nada en su vida que resulta que no solo lo han leído
sin problemas, sino que además lo han disfrutado y me envían
correos pidiendo más… No sé a qué se debe, pero supongo que hay
dos razones, aunque conste que esto lo he pensado después de que
lectores y periodistas me hicieran observaciones de este tipo: creo
que he escrito como lectora, que eso sí que lo he sido, y mucho. Me
he puesto siempre en el lugar del lector, en las cosas que a mí como
lectora me gustan y he tratado de evitar las que me horrorizan. Y, lo
confieso, supongo que conocer los mecanismos digamos prácticos de la
creación, los recursos, las técnicas, y haber trabajado tantos años
en ello, me ha proporcionado determinados trucos. Pero, sinceramente,
y esto puede parecer un poco romántico: creo que la clave está en
que he escrito algo como me ha pedido el cuerpo, sin tener en cuenta
nada más. He dejado que las emociones tomaran la voz, y he tratado
de hacerlo con la mayor honestidad, sin trampas. Y supongo que eso se
nota.
Tu libro es sobre
todo una novela de personajes, coral, en la que cada lector puede
sentirse atraído o enamorado por alguno de estos hombres y mujeres
que construyen la historia. ¿Tienes tú misma algún favorito,
algún personaje al que diste especial relevancia por esta razón?
Nos gustaría mucho que nos explicaras cómo fue el proceso de
creación, más que de la historia, de sus protagonistas.
Si bien lo que es el eje
de la historia, el argumento y sus personajes principales estaban
previstos desde antes de sentarme a escribir, es cierto que otros
personajes fueron surgiendo inesperadamente. Algunos incluso
crecieron desde el planteamiento inicial, y demostraron, para mi
sorpresa, la enorme potencia que tenían. El caso más llamativo es
el de Camino, que tenía una fuerza que yo ignoraba (en un principio
solo necesitaba una nodriza, sin más) y que se hizo patente en el
momento en que en la cocina de su casa recibe la noticia de la muerte
en la mina de su marido, Xelu. Curiosamente, otro personaje que luego
tiene mucho que ver con Camino, Efrén, tuvo exactamente el mismo
proceso: yo necesitaba un médico, pero creía, inocente de mí, que
iba a ser casi parte del paisaje. Pero se me ocurrió colocarlo en
una cena, casi al principio de la novela, con otros personajes y
descubrí cuánto había de valioso, de imprescindible y literario en
él. No sé si son mis favoritos, de todas formas. A mí me gustan
todos, y he intentado que ninguno sea tan malo que no se le pueda
mirar con una pizca de compasión (aunque en algunos casos se haga
muy difícil) ni tan bueno que no tenga su poquito de contradicción.
Y si hay que decir algo, confesaré que unos personajes tan toscos,
tan brutos, y elementales como los Baizanes, a mí me divirtieron
mucho mientras los creaba.
Nos parece que la
reflexión que planteas en tu novela sobre la memoria histórica
tiene algo de pedagógico, sobre todo para las nuevas generaciones
que ni vivieron, ni conocen ni muchas veces comprenden el pasado de
nuestro país. ¿Qué les dirías a los niños y jóvenes de hoy en
día sobre este tema? ¿Crees que el desconocimiento viene de la
mano de la ocultación por parte de padres o abuelos, o es un
proceso natural?
Es curioso que quienes
más tiran de la memoria histórica, quienes protagonizan la mayor
parte de las búsquedas son los nietos, más que los hijos de los
desaparecidos en la guerra. Sobre los hijos ha caído el peso del
silencio, de la amenaza y del miedo, y aunque no se puede
generalizar, llama la atención ese salto generacional. Es
imprescindible la memoria, saber de dónde vienen las cosas, qué
sucedió, y cuántas mentiras se fueron tejiendo para maquillar unas
cosas, para silenciar otras. Hay una labor enorme por hacer porque
hay que pelear contra la ocultación por un lado, pero también
contra el desinterés.
Si tú misma
tuvieras que hablar sobre Dejar las cosas en sus días a
alguien que no la hubiera leído, ¿qué destacarías?, ¿por qué
recomendarías su lectura?
Comprenderéis que se me
haga difícil, pero creo que la única recomendación posible es la
que les hacía a mis primeros lectores, los que “testaron” la
novela. Siempre les decía que leyeran doce o quince páginas, y que
solo continuaran si les apetecía saber qué más iba a suceder. Yo
creo que es la única forma de abordar la lectura de casi cualquier
libro. También añadiré una convicción íntima que tengo: los
libros que uno disfruta escribiendo suelen proporcionar placer a
quien los lee. Los asturianos se sentirán identificados con la
historia, con detalles concretos, y los de fuera descubrirán (de
hecho es lo que me están diciendo) aspectos que desconocían. Para
todos será una buena ocasión de profundizar en personajes,
pasiones, memoria y olvidos.
Hemos leído en
varios medios que esta obra es parte de una trilogía y que, por
tanto, piensas en seguir escribiendo; la pregunta es obvia: ¿cuándo
podremos disfrutar de nuevo de un libro tuyo? ¿Será la segunda
parte de la trilogía, o avanzarás esta vez por otro camino?
Ufff. Esto es lo peor de
tener una novela que está gustando, que se produce una parálisis
total en la siguiente. Estoy con una novela que es la segunda de esta
trilogía, y aunque ya lo he dicho, lo aclaro una vez más: no quiere
decir que sea una segunda parte, porque Dejar las cosas en sus días
es autoconclusiva, pero sí es cierto que algunos personajes, la
época… hay elementos que hacen que esta segunda novela, que no
tiene ni título y que anda por los 150 folios, forme parte de esta
trilogía. En cuanto a la fecha de publicación, ni puedo aventurar
siquiera cuándo voy a terminar de escribirla. Me temo que no va a
ser demasiado pronto.
En nuestro blog
queremos dar un espacio a las sugerencias de lectura de los autores
a quienes entrevistamos. ¿Qué te gustaría recomendarnos?
Estoy leyendo La mala luz
de Carlos Castán, que me parece un escritor estupendo, es su primera
novela, pero ya ha publicado libros de relatos magníficos. Y un
novelón, La vida por si acaso, de Diego de Diego, cuya lectura me
dio uno de los impulsos definitivos para sentarme a escribir.
¿Fuiste una lectora
temprana o tardaste en animarte a leer? ¿Lo hacías impulsada por
alguien o de forma espontánea?
Me recuerdo leyendo desde
que era muy pequeña. Me encantaba leer, me chiflaban las
bibliotecas, y comprar libros me parecía lo mejor del mundo. En
casa siempre trataron de que tuviéramos contacto con libros, y a
medida que me hice mayor y me fue interesando la literatura, contó
mucho la opinión de profesores y amigos.
Nos gustaría mucho
que nos comentaras brevemente tu opinión sobre nuestro blog y,
sobre todo, que nos hicieras alguna sugerencia de mejora, algo que
te apetecería ver en él, peticiones especiales, etc. ¡¡Cuéntanos!!
Me
gusta mucho la idea de las reseñas enfrentadas y el rigor con el que
las hacéis. Me impresiona la atención que ponéis en las lecturas,
y yo diría que hasta el cariño, porque detrás de cada una de ellas
se adivina pasión por la lectura y por la palabra. Con que sigáis
así, ya vale, tenéis un blog estupendo. Yo creo que se irá
afianzando, creciendo con su propio ritmo, aunque está clara la
firmeza de vuestra mano y vuestra intención, pero confío en que
nunca deje de percibirse ese amor por los libros y por la lectura que
me parece imprescindible.
¡¡Gracias, Laura, por tu amabilidad y por hacer un hueco para "Rustis y Mustis leen" en este primer año de éxitos!!