Dies Irae
Autor: César Pérez GellidaEditorial: Suma de LetrasISBN: 9788483654538Páginas: 564
Sinopsis
La acción de este thriller implacable arranca en la ciudad italiana de Trieste. Augusto Ledesma elige el que fuera hogar de James Joyce como primer escenario para continuar su siniestra obra, que alimenta del aliento de sus víctimas y de la humillación de sus perseguidores. Hasta allí se trasladará el inspector Ramiro Sancho en su frenética y obsesiva persecución de un asesino en serie que parece haber acentuado su voracidad. Entre tanto, al otro lado de la frontera, el psicólogo criminalista y exagente del KGB Armando Lopategui, «Carapocha», recorrerá las calles de Belgrado junto a su hija y ahora discípula con el propósito de zanjar cuentas con un pasado despiadado del que no logra despojarse.
Reseña de Rustis
Retomo mis impresiones sobre la trilogía «Versos, canciones y
trocitos de carne» del vallisoletano César Pérez Gellida
conectando con el que fue el final de mi anterior reseña: si algo se
le puede pedir a un autor novel, es que sea capaz de crecer y mejorar
libro a libro. No esperaba en este caso demasiado al respecto, dado
que los tiempos de escritura y publicación de las tres patas de esta
criatura fueron demasiado cortos como para pensar en que el autor
manejó márgenes viables para esta personal «petición». Sin
embargo, en cierta medida Pérez Gellida ha superado mis
expectativas, lo cual me alegra y me hace presuponer -aunque aún no
he iniciado la lectura del tercer tomo- que estamos ante un escritor
que puede dar mucho que hablar en el futuro. Vale, es cierto que ya
está dando que hablar. Me refiero, más bien, a que quizá pueda
sostener en el tiempo este éxito y quedarse en el panorama literario
mucho más que como «flor de un día».
Las
bases que se habían puesto sobre la mesa en Memento
Mori
reaparecen en este Dies
Irae:
por supuesto, se continúa la historia de Augusto Ledesma, Orestes,
Pílades, Ramiro Sancho, etc. Pero se mantiene también la agilidad
del ritmo, el cruce de palabras y canciones, y los poemas que ponen
en juego el personal sello del asesino. Del mismo modo, he ido
observando al adentrarme en esta historia que algunos de los defectos
apreciados en el primer libro, aunque en cierta medida continúan,
han sido pulidos o, por lo menos, otros detalles del desarrollo de la
novela son capaces de brillar por encima restándoles aún más
relevancia de la que tenían.
Me
gustaría centrarme esta vez en el buen manejo que César Pérez
Gellida hace de los inicios y finales de sus libros. Se trata de un
rasgo que aprecio y subrayo en cualquier relato, sobre todo cuando me
encuentro ante un género breve, pero que en este caso es destacable
ya que, tratándose de una trilogía, la atención del lector ya está
captada prácticamente desde que el libro cae en sus manos. Sin
embargo, sabio es el escritor que no se conforma con esto, y pone
toda la carne en el asador para preparar el guiso presentando los
ingredientes con orden, inteligencia y ritmo. Esto ya se apreciaba en
Memento
Mori,
cuyo inicio me pareció
uno de los platos fuertes de la novela. Sin embargo, en el caso de
Dies
Irae
se sigue la línea mejorándola: en el comienzo, aparece la
presentación breve, ágil, intrigante y ordenada de los que serán
los dos elementos clave: la continuación de los crímenes de Augusto
Ledesma, y la historia del conflicto bélico de los Balcanes, en este
caso en relación con el pasado del criminalista «Carapocha». De
este modo, la estructura de la novela se sostiene sobre estos dos
pilares, se capta la atención del lector, y el resto de la novela
nos irá guiando en uno y otro sentido, entremezclando ingredientes
que, es de justicia decirlo, no son nada sencillos de conducir.
Dies
Irae
mantiene el género negro ya conocido en su predecesora, aunque
aumenta la vinculación con el thriller,
incluso más visual y cinematográfico esta vez. Pero se introduce
una incursión en el terreno de la novela histórica al situar
aquella guerra tan cercana a nuestros tiempos, aquel genocidio
infame, como uno de los ejes del relato. Pérez Gellida nuevamente se
ha preocupado por obtener una documentación precisa y fiable, quizá
esta vez más cercana a sus propios conocimientos, como licenciado en
Geografía e Historia que es. Y debo reconocer que sigo vislumbrando
ese peso excesivo del dato, de lo teórico, que no acaba de someterse
con total precisión a los límites de la historia concreta que se
narra. Al autor sigue faltándole una exploración más minuciosa en
el modo de ambientar una novela, de integrar ese magma de la
documentación sin que existan ocasiones -que existen- en que lastre
no solamente el ritmo sino incluso el propio pacto de ficción.
Sin
embargo, esta vez considero más oportuno resaltar otros aspectos que
son más llamativos y que, en conjunto, convierten a la novela en un
producto mucho más rico y maduro que el anterior. La narración se
aprecia más pensada, más pausada, sin perder por ello la agilidad
propia del género. Eso sí, la lectura de Dies
Irae
resulta mejor y aporta mayor placer si se degusta con menos
velocidad, con atención a los detalles y paladeando los muchos
brillos que aparecen aquí y allá.
La brutalidad inherente a Ledesma ya no se presenta en forma de
flashes que vienen y van, sino que se sostiene en el tiempo, porque
no solamente él será la maldad tomando cuerpo, sino que resultará
uno más de los elementos que convierten la historia en un
apasionante universo de exploración del mal: el psicópata, el
genocida, el que vuelve la cabeza y se torna cómplice, el que se
venga... Muchos tipos de maldad, muchas formas de expresión del
crimen unidas en una sola historia. Nuevas formas de atraparnos en la
lectura sin descuidar la evolución de los personajes ya conocidos.
De manera muy inteligente, César Pérez Gellida decide esta vez
combinar además dos narradores: uno en tercera persona para el viaje
de Ramiro Sancho, por un lado, y de «Carapocha», por el otro; y una
primera persona reservada para el atrayente y oscuro psicópata. Este
último estilo, quizá el más apetecible para desentrañar la mente
del asesino, para escudriñar en sus razones, para «comprenderle».
No por ello sobra decir que elegir este tipo de narración a partir
del «yo» complica las cosas a un autor muchísimo más, pues puede
perderse verosimilitud para lograr mayor interés, ritmo y sorpresas,
o bien optar por resultar creíble y perder una parte de «acción».
Me alegra poder decir que el autor ha encontrado aquí la justa
medida y ha sabido manejar esta mezcla de voces, perspectivas, e
incluso de tiempos históricos y lugares sin perder el hilo, sin
volvernos locos y sin abusar, de nuevo, de las sorpresas.
Solamente un apunte más, para el final de la historia: la verdadera
sorpresa, como no podía ser de otro modo, está en la resolución de
la trama. Pero no es una sorpresa condenada al giro inesperado
desconectado totalmente del resto de la historia. Es uno de esos
finales que nos deja con la necesaria obligación de releer las dos
novelas e ir observando cómo tuvimos todo al alcance de nuestros
ojos. Aún me falta hacer este ejercicio para terminar de asegurarme
de la capacidad de Pérez Gellida para hilvanar sin dejar flecos,
pero esto es algo que creo que merecerá la pena dentro de un tiempo,
cuando la historia completa repose en mí y sea capaz de verla con
mayor perspectiva.
De momento mi felicitación para quien se está mostrando, hasta
ahora, como un valor en alza. Un diamante en bruto que podrá pulir
sus mínimos desaciertos si continúa narrando con inteligencia y
tino.
Esta trilogía empuja para ser leída. Me ha gustado lo que comentas de la importancia de los principios y finales (buenos). Efectivamente en una trilogía parece no necesario porque el camino ya está hecho a partir del primer libro, así que se agradece esa honestidad por parte del autor.
ResponderEliminarGracia y besos!
Pero qué ganas le tengo a esta trilogía. Porque las reseñas no es que sean buenas, son buenísimas!
ResponderEliminarBesotes!!!
A mí me ha gustado mucho la trilogía al compleo.
ResponderEliminarDespués de leer los comentarios de las dos entregas por ti leídas, estoy deseando que lo hagas de la tercera. Menudo análisis has realizado. Besos.
ResponderEliminarMenuda reseña, me ha encantado. Ya verás con el tercero...
ResponderEliminarExcelente reseña. Tengo la Trilogía reservada para las vacaciones de verano para darle toda la tranquilidad que merece :)
ResponderEliminarBs.