Dentro del proyecto "Adopta a una autora" que Mustis os presentaba hace unos días, yo me encargaré de dar a conocer a una escritora muy cercana a mí y a la que he leído inifinidad de veces: la poeta asturiana Aurora de Albornoz.
Dediqué mi tesis doctoral a estudiar su obra poética, y desde el año 2003 no he dejado de trabajar para recuperar su legado y conseguir el objetivo fundamental de que sea conocida y, sobre todo, leída. Esta primera entrada me servirá para dejaros algunas notas sobre su biografía, muy intensa y extensa, únicamente como forma de pequeña presentación antes de pasar a hablaros de su trabajo como crítica académica y, sobre todo, de sus versos.
Aurora de Albornoz nació en enero de 1926 en la localidad asturiana de Luarca, pero con 18 años tuvo que marchar al exilio junto a su familia para residir, desde entonces, en San Juan de Puerto Rico. Allí se formó como especialista en literatura española, y tuvo la suerte de tener como profesores y mentores a algunos de los exiliados republicanos más relevantes de nuestra historia, entre los que cabría destacar a Pedro Salinas y, sobre todo, Juan Ramón Jiménez, quien la acogió casi como parte de su familia y peleó para que obtuviera una beca de estudios en Francia, de la que disfrutó en 1955.
Logró la cátedra de Literatura en la Universidad de Río Piedras y, sin embargo, su deseo de volver a España, que no cedió en el tiempo, la llevó a regresar en 1968 e instalarse en Madrid, donde residió hasta su repentino y prematuro fallecimiento, en 1990, a la edad de 64 años.
Este brevísimo repaso a su biografía apenas da cuenta del enorme trabajo que esta mujer, proveniente de una conocida familia asturiana (su tío abuelo fue el Premio Nobel Severo Ochoa de Albornoz), realizó a lo largo de su existencia para promover, estudiar y dar a conocer la literatura española e hispanoamericana. De su mente surgieron algunos de los trabajos que hoy día se consideran más importantes dentro de la crítica literaria, sobre autores como Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez o José Hierro. Siempre fue valorada en su faceta académica, pero manifestaba habitualmente su deseo de ser recordada como escritora, como poeta.
Hoy en día sus obras son difíciles de encontrar, exceptuando antiguos volúmenes en bibliotecas y algunas librerías de viejo. El trabajo de lograr una reedición de su poesía está siendo arduo, pero iniciativas como esta permitirán, poco a poco, que la atención sobre su figura se reactive, y el interés por conocer su obra vendrá solo. A través de este blog, cada cierto tiempo, os presentaré de cerca los versos de Aurora de Albornoz, algunos episodios relevantes de su biografía, su relación con la crítica académica, y la conexión de su obra con algunas de las generaciones literarias más relevantes de nuestro país.
¿Os animáis a conocerla?
Pues aunque la poesía no es lo mío,estaré pendiente de tus reseñas sobre esta autora.Creo que tu opinión como experta en ella seguramente me anime a leer alguno d3 sus libros y lo que es más importante,a entenderlo que es mi principal problema con este género.
ResponderEliminarUn beso
Si no recuerdo mal creo que fue tu elegida para la primera iniciativa de Lecturas para un 8 de marzo que hicimos en el grupo tarro-libros. Para mí hasta entonces era una completa desconocida. Y la verdad que aunque no soy lectora de poesía ni mucho menos experta en literatura, aunque sólo sea por el hecho de ser asturiana bien podría sonarme el nombre. Lo cual da cuenta de la justicia de tu reivindicación. Así que yo sí me animo a conocerla.
ResponderEliminarBesos
Pues no la conocía, así que voy a estar muy atenta a tus entradas, que quiero aprender más de ella y, sobre todo, leer sus versos.
ResponderEliminarBesotes!!!
No la conocía. Y no es mi género tampoco. El
ResponderEliminarApellido me parece muy curioso.