Entre los muros de Crickley Hall

jueves, 31 de octubre de 2013


Entre los muros de Crickley Hall

Autor: James Herbert
Editorial: Plaza & Janés
ISBN: 9788401352287
Páginas: 608
Sinopsis:Una tragedia familiar se entrelaza con lo que podría haber ocurrido en la casa de Crickley Hall hace muchos años... Para dejar atrás la devastadora desgracia que han sufrido, Gabe, Eve y sus dos hijas dejan Londres y se instalan en Crickley Hall, una casona encaramada en un barranco, a merced del viento y la lluvia... Durante la primera noche todos oyen crujidos y pisadas que provienen de la buhardilla vacía, y ven misteriosas figuras que se recortan contra la escasa luz que se filtra por las ventanas. Pero Gabe cree que todo se debe a la fragilidad emocional en la que está sumida su familia. Sobre todo Eve, incapaz de superar el sentimiento de culpa por haber perdido a su hijo Cam en el parque. Fueron apenas cinco minutos, pero desde entonces nadie ha vuelto a saber nada de él.
Al día siguiente, cuando se acercan al pueblo y hablan con la gente, se enteran de que Crickley Hall también está marcada por la tragedia. Por un suceso terrible que se remonta a los años de la Segunda Guerra Mundial, cuando la casa albergaba a un grupo de refugiados huérfanos que huían de las bombas. Durante una terrible noche de tormenta, esos críos perecieron ahogados en el sótano por la crecida de las aguas... Cuando Gabe percibe que la inquietante atmósfera que se respira entre los muros de la casa ha empezado a afectar a sus hijas, decide que ha llegado el momento de mudarse. Pero Eve sigue aferrada a la idea de que Cam está vivo y no puede evitar relacionar su desaparición con el espantoso destino de esos niños abandonados en el sótano. Eve está convencida de que para enterrar el presente debe desenterrar el pasado, hablar con los testigos, interrogar a los supervivientes y enfrentarse cueste lo que cueste a la perversidad y al terror que permanecen adheridos a los muros de Crickley Hall.


Reseña de Mustis

Empezar a leer Entre los muros de Crickley Hall me despertaba sentimientos enfrentados. Por una parte, hacía mucho tiempo que no leía un libro de miedo, al menos de este tipo, y ya tenía muchas ganas, pero por otra, la impresión de que iba a pasar días durmiendo tapada hasta la cabeza me echaba un poco para atrás. Y es que todavía recuerdo los buenos momentos que pasé en mi adolescencia leyendo y releyendo Agnes Cecilia, de Maria Gripe (también es un libro sobre fenómenos paranormales) y los malos momentos que pasaba después cuando tenía que ir a dormir.



En Crickley Hall nos encontramos con dos misterios: el de la casa a la que se traslada la familia protagonista, y el de la desaparición, un año antes, de su hijo Cam. Para ir desvelando ambos misterios, James Herbert nos cuenta la historia alternando la época de la gran inundación que anegó Crickley Hall con la época actual. Tanto la casa como el pueblo vecino, Hollow Bay, se nos presentan como tétricos y misteriosos, y al principio no sabemos muy bien si esto es realmente así o es que lo estamos a través de los ojos de una familia que ha sufrido una grandísima pérdida y que está sumida en una gran tristeza. Poco a poco vamos enterándonos de que sí que hay motivo para sentir esos lugares como amenazadores, al empezar a conocer la gran tragedia que se vivió allí.



La verdad es que el libro me dio más miedo al principio, cuando empiezan a oirse los ruidos extraños, cuando se ven las apariciones de los niños, etc., que al fianl cuando ya sabemos mucho más de lo ocurrido en el pasado. En este sentido, tenía la idea de que iba a ser más inquietante de lo que luego me ha resultado.

A la sensación de nerviosismos e inquietud que tenemos al leer Crickley Hall contribuyen, en gran medida, una serie de lugares amenazadores: la puerta del sótano, el columpio del jardín, el puente que lleva a la casa... Cada vez que nos encontramos con uno de estos lugares esperamos una sorpresa, un susto, algo inesperado, a veces de forma acertada. Esa puerta del sótano que siempre se abre por mucho que se cierre con llave, y la oscuridad y las malas vibraciones que se ocultan en su interior hacían que invariablemente me acordase de otro sótano: el de la película El orfanato, con su también macabra historia.

Mientras que la parte referida a Eve y Gabe cuenta el drama de la pérdida de su hijo de una forma realista y muy bien llevada, haciéndonos compartir con ellos su tristeza e impotencia por la desaparición de Cam, no ocurre lo mismo con la narración de lo que sucedió a los huérfanos durante la inundación. Lo que aconteció en esa casa llega a ser tan retorcido, que hay momentos en los que desconectaba de lo que nos cuenta James Herbert por resultarme ya demasiado exagerado. Creo que estas partes del libro podrían compararse con los folletines que tanto éxito tenían en el siglo XIX, que aparecían publicados por capítulos en revistas o periódicos y que pretendían impactar al lector y mantener su interés a toda costa hasta la siguiente entrega. No es que crea que la historia de Augustus Cribben y los huérfanos no funcione en el conjunto de la novel, pero tal vez a Herbert se le ha ido un poquito la mano.

Me ha gustado mucho el clímax final del libro, cuando gracias a la narración alterna de la vidente Lili Peel y de Gordon Pyke se va completando la macabra historia de los huérfanos a la vez que se resuelve la situación de gran peligro que viven Gabe, Eve y sus hijas Loren y Cally.

Entre los muros de Crickley Hall es una buena lectura para pasar el rato, para sufrir un poquito y llevar unos cuantos sustos, pero sólo disfrutaremos la novela si nos dejamos llevar y no le exigimos demasiada coherencia.


Reseña de Rustis

Creo que es necesario comenzar esta reseña diciendo que no suelo ser una habitual lectora de obras de terror. En su momento tuve mi personal etapa Edgard Allan Poe, y me leí un montón de relatos de golpe, pero más allá de eso y de alguna incursión adolescente como la que ya comentamos al iniciar esta celebración de Halloween, nada. Soy una apasionada de la novela de misterio, del thriller psicológico, de los detectives clásicos... pero el terror no es lo mío. Supongo que porque suelo leer mucho por las noches y, ya sabéis, acabas por escuchar ruiditos en todas partes y no eres capaz siquiera de levantarte al baño. Todo por no ver al supuesto asesino que se esconde en la cocina.

James Herbert


Es de justicia decir esto, porque no es lo mismo destrozar una novela cuando somos unos “especialistas” lectores del género, a destriparla cuando tenemos poco camino andado. Lo que mí puede parecerme una basura, a los apasionados del terror quizá les parezca magistral, u original o... no sé. Aunque en este caso albergo, sinceramente, serias dudas de que alguien califique de buena esta novela.

Si acaso, es entretenida. Y poco más. Con lo felices que me las prometía yo con este reto terrorífico.

La historia de la familia Caleigh se presenta en este libro con uno de los comienzos clásicos de las películas de serie B que animan las pantallas televisivas los fines de semana. Ojo, que soy de las que aprovecha la sobremesa para enroscarme en la manta y ver tres o cuatro de un tirón. Pero claro: sabiendo que no estoy, precisamente, delante de la próxima ganadora de los Oscar. Así que desde el inicio de la lectura, todo me resultó más que conocido: una familia que pretende recuperarse de la traumática desaparición de su hijo Cam mudándose durante una temporada; una mujer obsesionada, que cree percibir que su pequeño sigue vivo; un valeroso marido que se enfrenta en silencio al dolor para no herir a su mujer; tenemos hasta un perro miedoso. Y, claro: no podía faltar la vieja mansión y su oscuro secreto. Los ingredientes del plato están clarísimos. Y aun con este fácil comienzo, las primeras páginas de la novela se hacen eternas.

Es hacia la mitad de la historia cuando el autor acelera un poco el ritmo, aprovecha más el potencial de esa casa del terror, y consigue engancharnos. Lo suficiente, además, para mantenernos a la expectativa de los acontecimientos sin despegarnos de las páginas. (Por si alguien sigue albergando dudas, reconocer que un libro sea literariamente malo, no significa que no pueda entreternos, engancharnos o hacernos pasar un buen rato). Es en el momento en que la acción se multiplica cuando Herbert logra la implicación máxima del lector; aun así, he de reconocer que prácticamente en ningún momento la novela me generó verdadero miedo. O yo soy poco permeable al terror (que no es el caso), o este libro me parece más bien un drama con algún susto, que otra cosa.

Lo que sí debo reconocerle a James Herbert es el haber escrito una de esas novelas que claman a gritos una adaptación cinematográfica (que, por supuesto, ya está en marcha). La narración es muy visual, se para ampliamente en describir paisajes, ambientes, escenarios, buscando insistir en los colores oscuros, en los olores desagradables; incluso el uso de la meteorología adversa está perfectamente captado: todo lo que un guionista de cine incluiría en su trabajo. Todo puesto al servicio de una historia más bien sencilla, simplona, y de unos personajes totalmente planos y llenos de tópicos. Porque, claro: ¿por qué siempre es la protagonista quien cree en fantasmas, quien se muestra hipersensible, y quien finalmente debe ser ayudada por el marido a resolver el problema? ¿por qué siempre es el marido el personaje valiente, contenido, fuerte y pragmático? Pues muy simple. Porque el lector acostumbrado a este tipo de historias, y adicto a ellas, suele buscar siempre la repetición de clichés, algo que acaba dándole éxito al producto y provocando una reacción en cadena, adaptación cinematográfica incluida.

Poco más que decir: no puedo comparar con ningún otro libro del autor, ni con casi nada que haya leído del género, aunque si vuelvo al inicio de la reseña y me acuerdo de Poe... en fin. Sobra el comentario, ¿no? La escritura de Herbert es extremadamente sencilla, a veces tópica, y poco destacable. Sólo estamos ante un mero ejercicio de entretenimiento, sin más aspiraciones.


Creo que sólo puedo insistir en que, si queréis pasar un rato agradable, de manta, café/té/chocolate y libro, ésta es una buena idea. Os entretendrá durante unas cuantas horas, desearéis conocer el desenlace de la historia y darle una explicación al misterio, pero... poco más. De pasar miedo, olvidaos. No me arrepiento de la lectura de Entre los muros de Crickley Hall. Pero reconozco que, de no haberlo hecho, no me habría perdido gran cosa.


Editamos esta entrada para que podáis leer aquí todas las reseñas publicadas en esta "Noche de Halloween".

2 comentarios:

  1. Cuando presentasteis esta novela me llamó mucha la atención y aunque no ha sido tan espeluznante como prometía ser, si ha resultado una lectura muy apropiada para este día. Me lo apunto y lo leeré seguro. Siempre me han gustado las historias de mansiones encantadas.
    Besos y muchas gracias por participar en La noche de miedo.

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  2. Gracias a ti por organizarlo y por pasarte por el blog. Yo esperaba pasar más miedo, pero bueno, tendremos que leer todas las reseñas de los compis y buscar algo más espeluznante, jajjajaja. Besos!!

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