El mejor peor momento de mi vida, de Nacho Mirás Fole

miércoles, 4 de febrero de 2015

El mejor peor momento de mi vida

(o cómo no rendirse ante una mala jugada del destino)
Autor: Nacho Mirás Fole
Editorial: Paidós
ISBN: 9788449330483
Páginas: 238


Sinopsis
Nacho Mirás Fole nos cuenta en primera persona la historia de su enfermedad y de su lucha desde que fue diagnosticado de cáncer hasta la actualidad. El mejor peor momento de mi vida es una lección vital inigualable. Este libro es mucho más que la narración diaria de la lucha del autor contra la enfermedad tabú, es una historia llena de humor irreverente de alguien que no se rinde. Es la celebración de las pequeñas cosas que hacen que la vida valga la pena y que, como siempre, no vemos hasta que el destino nos hace una mala jugada (sinopsis de la editorial).

Reseña de Rustis

Hoy se celebra el Día Mundial contra el Cáncer, y por eso este blog deja de lado por unas horas las historias de ficción para hablaros de algo especial. Cuando estuve enferma, unos buenos amigos -que querían estar a mi lado pese a la distancia- me enviaron un regalo a casa: en el paquete, encontré una tarjeta en la que me decían cómo habían decidido que un libro era la mejor manera de hacerme saber que pensaban en mí. Junto a ella, esta historia titulada El mejor peor momento de mi vida, de la que yo no había oído hablar hasta entonces, y que venía dedicada por su autor: “Para Bego, con todo mi ánimo, porque en esta guerra, juntos somos más fuertes”.



Nacho Mirás Fole es un periodista gallego que desde 2005 administraba un blog titulado “Rabudo” (en gallego, algo así como “malhumorado”) que, parece ser, contó desde muy pronto con una larga lista de suscriptores. A finales de 2013, historia que también narraba en su blog, le fue diagnosticado un cáncer, un tumor cerebral que le dio vuelta a la vida y le empujó a convertir su bitácora personal en un espacio en el que narrar el día a día de una persona en lucha contra la enfermedad. No suelo ser demasiado aficionada a ese tipo de libros, que durante años han sido muy habituales en las librerías, en los que algún famoso que ha padecido (y superado) un cáncer explica lo sufrido y lanza un mensaje de fuerza. Comprendo el valor social de estas historias, pero siempre las he observado de lejos, como quien mira un espacio del mundo en el que nunca va a estar. Pero al final, resulta que estás ahí, en algún momento, en primera persona o con un amigo, un familiar... Y entonces entiendes. El libro de Nacho Mirás llegó -con dedicatoria y todo- a recordarme con su título que todo puede mirarse con diferentes prismas, y que hasta lo más duro que te toca vivir puede dejar lugar, a veces, al optimismo. Creí que El mejor peor momento de mi vida era eso, una historia de superación personal, un alegato de optimismo. Pero me equivoqué.

El libro es mucho más. En él se recogen todas las entradas del blog de Nacho Mirás desde el fatídico día en que es diagnosticado de un tumor cerebral hasta mayo de 2014. Y su historia no termina, porque está en permanente construcción. Esto es lo que la hace diferente respecto a cualquier testimonio sobre el cáncer que yo haya visto con anterioridad. Es un relato, en tiempo real, del camino lleno de baches -pero también de alegrías- de alguien que se levanta todos los días teniendo que luchar por darle la vuelta a un mal diagnóstico. La historia no termina porque el cáncer es un fuerte enemigo al que hay que seguir venciendo, aun cuando tus pruebas médicas comienzan a ser favorables. De hecho, el relato siguió en el blog de Nacho Mirás -sigue hoy en día tras la recidiva de la enfermedad-, y podéis acercaros de vez en cuando a dejaros llenar de energía, de sabiduría, de optimismo (o de pesimismo, que a veces la realidad golpea fuerte) con las palabras de un periodista que cuenta con buenas dosis de ironía que el cáncer no debe ser un tabú, un innombrable, porque es la rutina diaria de muchas personas y sus familiares.

Nacho Mirás Fole


Con Mirás aprendemos el sufrimiento que provoca ese “inquilino de renta antigua”, como él lo llama, que aparece un día para decirnos que se ha instalado sin aviso ni permiso hace tiempo en nuestra casa; aprendemos lo difícil que es para una familia, para unos niños, asumir la enfermedad, pero que es mucho más difícil para el enfermo tener que recordar que él -claro- es el enfermo, el que decide cómo, cuándo, el que debe tener espacio para seguir siendo el mismo, pero también para lamentarse porque todo ha cambiado; aprendemos que el personal sanitario de una planta de oncología es un oasis frente a los recortes sanitarios y la desidia política; aprendemos a denunciar, a quejarnos de que una maquinaria burocrática exija a un enfermo grave justificar, papel tras papel, lo evidente de su situación, o de que no merezca el mismo trato que sus compañeros de trabajo porque la mutua de turno decide no pagar su sueldo en el tiempo habitual. Aprendemos también que la risa no está reñida con el dolor, y que a veces tirar del humor negro o de la ironía despeja la mente y nos recuerda que la vida es así, agridulce.

Las lecciones de vida están en todas las líneas de esta historia, en todos los párrafos de este libro. Y están no por estar, de cualquier modo. Son obra de alguien que muestra saber escribir, y muy bien; no vais a estar delante de un testimonio cualquiera, sino de un relato ágil, ameno, amargo y sincero -a veces cínico- de lo que (os lo puedo asegurar) muchos vais a tener que vivir algún día. Y celebrar que se puede vivir de esa manera es el verdadero regalo que nos hace Nacho Mirás.



*Esta reseña pretende ser mi homenaje en el día de hoy a los enfermos de cáncer y sus familias; al personal sanitario que todos los días les regala un poco más de vida; a los investigadores que, frente a los recortes del Gobierno, siguen en su lucha y nos traen, de vez en cuando, buenas noticias. Y, sobre todo, un homenaje a Nacho, el valiente ser humano que entra en mi casa de vez en cuando a través de su blog para recordarme la suerte que he tenido.

8 comentarios:

  1. Olé tú! Olé Nacho! Olé los buenos y buenísimos sanitarios que hay en todas partes! Olé a todos los enfermos de cáncer y a quienes comparten enfermedad con ellos! Olé a quienes se quedaron por el camino y de quienes nos acordamos cada día. Y que les parta un rayo a los que recortan servicios esenciales para engrosar sus nóminas y cuentas "opacas".

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  2. Me ha encantado la reseña, porque como tanta gente, ha sufrido está enfermedad de cerca, y la sigue sufriendo, aunque en mi caso no sea en primera persona sino por la gente a la que quiero y sigue luchando o por desgracia, hace mucho o poco que dejaron de hacerlo. Creo que no conozco a una sola persona que no haya conocido a alguien que la padezca o la haya padecido, y parece mentira que con tantos y tantos casos, tantas y tantas personas involucradas, haya quien le de la espalda y no haga nada más por ayudar.
    El libro me lo apunto, porque me gustan este tipo de relatos. Creo que si Albert Espinosa me gusta tanto es precisamente por hablar claro y no cortarse la lengua a la hora de hablar de algo que da tanto miedo.
    Un besote fuerte! Y como dice Lidia, ¡olé!

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  3. Y que recorten en médidas sanitarias... No suelo leer este tipo de libros pero esta vez creo que voy a hacer una excepción, que me has convencido por completo.
    Besotes!!!

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  4. Es un tema muy duro y la verdad es que me cuesta leer sobre él.

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  5. A mí me pasa como a albanta. Me cuesta. El que más y el que menos ha recibido algún manotazo del maldito cáncer y es un tema que me entristece profundamente. En este caso conozco el blog del autor, alguna vez he caído por allí y su actitud me parece admirable, pero no sé si el ánimo me daría para leer el libro.
    Besitos.

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  6. Ahora mismo no podría leerlo, no tengo el ánimo para un tema tan duro
    Besos

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  7. Yo creo que no estoy en mi mejor momento para leerlo... Lo dejaré en standbye

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  8. ¡Hola!
    Me parece que has hecho un homenaje precioso, un libro de lectura obligatoria para acercarnos más a esa lucha.
    Un beso.

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