─ ¿Sigues odiándolos, abuelo? A los nazis...
No me contesta de inmediato. Parece como si estuviera pensando bien la pregunta y su respuesta. Como si nunca antes se lo hubiera planteado, aunque estoy segura de que lo ha hecho muchas veces.
─ No puedo odiar a todos... Son demasiadas personas para odiar. ¿Dónde pongo el límite? El odio no hace daño a la persona odiada... solo hace daño a la persona que odia.
─ Quería volver a ver a ese chico, Omar Aziz.─Me cuesta creer que haya dicho su nombre en voz alta, quizá por primera vez ─. Pero todo el mundo me frenaba. Todo el mundo me hacía sentir mal por querer verlo.
─Creo que tienes que ir a verlo, Kicsi ─me dice mi abuelo en voz baja.
─¿Qué puedo decirle?
─Ya ves qué decirle..., pero no vayas llena de odio.
Kathryn Berla, La casa 758, Nube de tinta, 2014
A priori no pinta mal, disfrútalo y ya nos contarás que pasa con Kicsi y Omar.
ResponderEliminarUn saludo y pasad buen fin de semana.
"El odio no hace daño a la persona odiada... solo hace daño a la persona que odia." ¡Genial! (me lo apunto ya mismo)
ResponderEliminarSaludos