Autora: Luisa Carnés
Epílogo: Antonio Plaza
Epílogo: Antonio Plaza
Editorial: Hoja de lata
Corren los años 30 en Madrid y las trabajadoras de un distinguido salón de té cercano a la Puerta del Sol ajustan sus uniformes para comenzar una nueva y fatigosa jornada laboral. Antonia es la más veterana de todas, aunque nunca nadie le ha reconocido su competencia. A la pequeña Marta la miseria la ha vuelto decidida y osada. Paca, treintañera y beata, pasa sus horas de ocio en un convento cercano a su casa, y Laurita, la ahijada del dueño, se tiene por una "chica moderna". El jornal de tres pesetas no les da para vivir a ninguna, pero todas callan, no vaya a ser... Están acostumbradas a callar: frente al jefe, frente al marido, frente al padre. A callar sus deseos con la adormidera de la religión. Únicamente Matilde tiene ese "espíritu revoltoso" que tanto reclama la narradora cuando consigue colarse entre la cháchara jovial de las chicas. (Sinopsis de la editorial).
Mi primera lectura de Luisa Carnés, nombre de una escritora a la que solamente conocía por referencias al vuelo, surgidas aquí o allá en algunos estudios sobre el exilio o la literatura femenina. Un nombre como tantos otros, olvidados por los lectores, negados en los libros de texto, minusvalorados o directamente obviados en los estudios críticos. Nombres de mujer casi siempre, claro. Pero un nombre en este caso que esconde a una narradora con cierto éxito en su época, una joven de origen humilde que se formó como escritora de manera totalmente autodidacta y que firma esta magnífica novela. Un libro que lanzo directo a mi estantería de privilegiados, de clásicos, de imprescindibles. ¿Cómo formarse como filóloga, como especialista en literatura contemporánea, y no leer a Luisa Carnés? ¿Cómo pasar por las aulas de la facultad, con sus listas de lecturas obligatorias, y no encontrarla? La historia tantas veces repetida.
Matilde, protagonista principal -al menos en los primeros alientos de la obra-, reproduce dentro de la novela parte de la biografía de la propia Luisa Carnés. Una joven de familia pobre, que vive en un ambiente de miseria pero que muestra una actitud de lucha, de protesta, de no conformarse; y que se ve obligada a "diez horas de trabajo, cansancio, tres pesetas" en un lujoso salón de té al que, pese a las nefastas condiciones laborales de los empleados, acuden gentes de bien de la sociedad madrileña. Un duro contraste sobre el que se sostiene la tesis central de la obra. Junto a ella, se nos van presentando otras figuras femeninas, la mayor parte dependientas que, como Matilde, se desloman día tras día por un mísero jornal mientras asistimos a los pequeños retazos de sus humildes vidas. La historia, ambientada en los años 30, descubre desde las primeras líneas las desigualdades sociales de la época, el contraste entre los salones lujosos en los que señoritas, familias, tertulianos y gentes de bien meriendan y se relajan, y la miseria de los barrios bajos, el hambre de las obreras, que desayunan bollos rancios escondidas bajo el mostrador, que roban una peseta de cuando en cuando o sobreviven a los cambios de vestuario en cuartuchos malolientes. Entre todos ellos, jefes de mal carácter y encargadas faltas de la más mínima humanidad, personajes sobre los que descansa el devenir diario de los trabajadores.
Luisa Carnés |
Luisa Carnés describe de manera realista el día a día del salón de té, pero lo hace centrándose en mostrarnos sin filtro alguno las miserias que dañan el ánimo y la salud de las trabajadoras. La voz narrativa va colándose en los espacios ocupados por las chicas, empezando por la trabajosa caminata inicial de Matilde en busca de un empleo. Retazos de conversaciones, flashes en los que se libera de manera impresionista una mezcla entre sonidos de la calle, anuncios publicitarios, y pensamientos... Los pensamientos de la protagonista -la mayor parte de las veces-, en ocasiones los de otros personajes, pero siempre una voz muy sensorial, muy trabajada, y que constituye uno de los efectos más brillantes de la novela. Se cuenta todo de manera objetiva, precisa, realista y, al tiempo, somos capaces de observar, de escuchar, de intuir incluso en ocasiones, la intimidad de las obreras de Luisa Carnés. También sobre esa narración se asienta el contenido social de la obra, pues en ella prioritariamente reside la función de denuncia que, aunque aparece con cierta frecuencia, no entorpece en modo alguno el relato principal ni lo usa como mera excusa. De hecho, Luisa Carnés es capaz de introducirnos dentro del salón de té, dejarnos observar y escuchar desde una posición de privilegio, mientras da rienda suelta a una extraordinaria capacidad para el diálogo realista, ágil, habilidoso, natural.
En el contenido social de la obra destaca fundamentalmente la focalización sobre el colectivo femenino, al que se atiende mostrando cómo las malas condiciones laborales de los obreros en la época se muestran aún peores en el caso de las mujeres, obligadas a la explotación por parte de los patronos, o bien a la sumisión a sus maridos. Las alternativas, de sobra conocidas, llegan hasta la prostitución. Carnés despliega ante nuestros ojos la denuncia de estas situaciones, poniéndonos frente a ellas a través de las pequeñas historias de las trabajadoras del salón, puestas siempre en contraste con las jóvenes de clase privilegiada. Al tiempo, la narración se vuelca sobre una idea: la "Mujer Nueva", uno de los alegatos de la segunda República, la búsqueda de la mujer independiente, autónoma, dueña de su propio destino y alejada del ángel del hogar sumiso al varón. Matilde es también quien, aunque de manera discreta, alza la voz en algunos momentos, dando salida a una visión utópica de la sociedad, de raíz comunista, bajo la que se sueña con un país igualitario en que desaparezca la desigualdad social.
Luisa Carnés, narradora de éxito en los años 30, exiliada, olvidada. Parte importante de aquella maravillosa generación de mujeres a la que ahora conocemos como "Las sinsombrero". Mujeres que vivían, escribían y se formaban en el mismo ambiente y registro que los tan conocidos autores del 27 y, sin embargo... La historia conocida. Pero no por conocida debemos de dejar de denunciarla. La mejor forma de hacerlo, leyéndolas, editándolas, atesorándolas en las bibliotecas y llevándolas a las aulas. Gracias a la editorial Hoja de Lata por su pequeño (gran) granito de arena.
Interesántisima autora que no conocía. Gracias por descubrírmela.
ResponderEliminarUn beso
Gracias a ti, Inés, por leer la reseña. Si te animas con esta autora estoy convencida de que no te va a defraudar. Un beso
EliminarLa tengo fichada desde que la descubrí cotilleando el catálogo de la editorial, y ahora, tras leer tu reseña, me han entrado más ganas aún de leerla.
ResponderEliminarBesos
Lorena, creo que te podría gustar. Para mí ha sido todo un sorprendente descubrimiento. Ya sabes que sigo tu blog, así que en caso de que la comentes, compartimos impresiones. Besos!!
EliminarYa sabes que me encanta Hoja de Lata tanto como a vosotras, pero es que cuando vi que recuperaban las voces de una de las escritoras de las sinsombrero me acabé de enamorar. Ojalá más ediciones de Luisa Carnés y sus compañeras, porque mucho admiramos las voces femeninas británicas similares, como la de Barbara Pym, pero nos faltan mirarnos el ombligo un poquito, a veces. Bss
ResponderEliminarAy, Mónica, si es que tú compartes con nosotras muchos gustos lectores!! Gracias, como siempre, por pasarte, creo que esta novela es de las que te encantaría tener. He visto por ahí que has reseñado a B. Pym, tengo pendiente pasarme a tu casa a visitarte a ver qué nos cuentas. Muchos besos
EliminarNo la conocía, y me ha parecido muy interesante. Gracias
ResponderEliminarBesos
Carla, gracias a ti por visitarnos. Si la lees en algún momento, espero que intercambiemos impresiones. Abrazos
Eliminar