Autora: Helen FieldingEditorial: PlanetaISBN: 9788408121657Páginas: 475
Sinopsis
¿Qué haces cuando tu amiga cumple sesenta años el mismo día que tu novio celebra los treinta? ¿Está mal mentir sobre tu edad en una web de citas? ¿Es moralmente incorrecto ir a la peluquería cuando tus hijos tienen piojos? ¿Es normal ir perdiendo seguidores cuanto más tuiteas? ¿Es lo mismo irse a la cama con alguien después de dos citas y seis semanas de sms que casarse después de dos citas y seis semanas intercambiando cartas, como en la época de Jane Austen?
Única, inconfundible, inteligente, divertida, extraordinaria y absolutamente inolvidable.
Reseña de Rustis
En el imaginario colectivo, Bridget Jones pasa por ser uno de los
iconos generacionales de los 90. Un icono que, en cierta manera,
convirtió a las treintañeras de la época en chicas un pelín
adictas a lo que entonces era novela romántica, así sin más
ajustes, y hoy llamamos “chick-lit”, aunque a mí no acabe de
gustarme esto de crear términos genéricos nuevos (y menos cuando
nos obligan a hacerlo, sí o sí, en inglés).
Más allá de las etiquetas generacionales y genéricas, recuerdo aún
las muchas críticas que aquellas dos primeras novelas de Helen
Fielding recibieron, por ser tachadas de productos de consumo rápido,
sin profundidad, y sin mucho que aportar a la literatura. Como
siempre, discutiendo lectores contra críticos, editores contra
lectores, lectores unos contra otros... como si esto de la literatura
debiera ser reducido a una guerra incivil entre “mayores” y
“menores”. A Bridget, claro, le caía el apelativo pequeño, pese
a que las numerosísimas ventas de las novelas hicieron que fueran
llevadas al cine, con muchísimo éxito y, si cabe, con más aún que
los propios libros. De repente, se dio uno de esos fenómenos en los
que los protagonistas de una novela cobraban vida con tal fuerza, que
a nadie se le ocurrirá jamás pensar que Jones no tiene la cara de
Zellweger, o que Mark Darcy no es mi adorado Colin Firth. En suma,
el producto funcionó en muchos sentidos, y me resulta molesto
continuar advirtiendo a quienes me conocen de que mi formación
académica dista mucho de convertirme en una terrorista intelectual
que solamente lee a los grandes clásicos. Bridget Jones es una de
mis heroínas. Lo es más Elizabeth Bennet, por ejemplo; pero Bridget
es la heroína moderna de las -muchas, me temo- mujeres que nos
sentimos, en tantos momentos de la vida, atrapadas por un universo de bellezones televisivos, que creemos que metemos la pata demasiadas
veces, que nos vemos inútiles un día, para convertirnos en las
reinas del mundo al siguiente; y que somos caóticas, en todo.
Así sigue siendo Bridget Jones en esta tercera entrega esperadísima
por sus seguidores. Pero algo en el tono del libro, especialmente en
las primeras páginas, ha cambiado, y esto puede provocar que quienes
esperan más de lo mismo se sientan, al principio, defraudados.
Tranquilos. No hay nada malo en ello.
Simplemente, la protagonista es ahora una mujer viuda de 50 años,
que debe criar a sus dos hijos sola, y que se ha pasado varios años
enclaustrada en su vida de ama de casa amargada por el “abandono”
de su Mark. No es de extrañar: he visto a muchas lectoras ofendidas
por la muerte de Colin -digo Mark Darcy-.
Pero este punto de dolor le viene bien al personaje, y a la historia,
pues ahora todo ese torrente de humor, frenesí y caos, no es
solamente producto de la frivolidad de una Bridget deseosa de
encontrar novio, o marido. Ahora estamos ante una mujer que ha
sufrido, que guarda profundas heridas, y que decide, en un momento
dado, sacar la cabeza, asomarse al mundo, y ver si encuentra algo -en
forma de hombre, por supuesto- que le guste.
Y
lo que encuentra Bridget es que la realidad, después de los 90, ha
cambiado en algunas cosas, pero en lo básico sigue siendo igual de
superficial: si eres mujer y pasas de los 40, no eres nadie sin un
toy
boy;
tampoco eres nadie sin pantalones de pitillo, o sin un foulard a
juego con tu blusa; no eres nadie si no te enteras de que la moda de
ayer, hoy ya está pasada; y, evidentemente, careces de vida si no
tienes una cuenta en twitter y no pasas horas delante del correo
electrónico. En el fondo, muchas cosas que marcaban la historia de
Bridget Jones en las dos primeras novelas siguen vivas, como su deseo
de encontrar alguien que la quiera, sus maravillosas amistades, la
divertida relación con Daniel Cleaver, o su obsesión por los kilos
y la cantidad de alcohol ingerida. Sigue también su estructura en
forma de diario, sencilla y ágil; el tono fresco, y despreocupado
con que se cuenta casi todo. Y el humor: sin duda, lo mejor es el
sentido del humor con que nos plantamos frente a la vida de Bridget.
Impagables las escenas en que se sienta a mirar su cuenta de Twitter
esperando que, milagrosamente, broten los seguidores. Carcajada tras
carcajada, avanzamos con agilidad a lo largo de estas nuevas
aventuras.
Helen Fielding |
Pero también tenemos añadidos, novedades que aportan algo más y
que enriquecen la historia que, para mi gusto, se había quedado
estancada en el segundo volumen: los niños de Bridget Jones
adquieren un fantástico protagonismo, el mismo que su madre les da
como centro de su vida. Y, con ellos, entra la ternura en la
historia, y entra también esa observación privilegiada que hacemos
de una mujer en apuros que, no sin lamentos, es capaz de sacar a sus
hijos adelante sin que estos noten, apenas, la ausencia de su padre.
Ternura y humor son las dos claves de la nueva Bridget: el segundo,
como extensión de lo que ya conocíamos. La ternura, como regalo
nuevo. Una protagonista más reflexiva, pero igualmente torpe. Una
entrañable metepatas que nos hace pasar volando las horas.
Agradecemos a la editorial Planeta el envío de este ejemplar.
No he leído ninguno de los libros de esta serie. No me llaman. Pero me alegra que lo hayas disfrutado
ResponderEliminarBesotes!!!
Ese toque de ternura me gusta, pero no sé, creo que me prefiero quedarme con la imagen que de Bridget tengo de las historias anteriores...
ResponderEliminarBesos,
No he leído los los libros solo he visto las películas. Pero más allá de las críticas, a mí siempre me ha parecido una historia bien contada con mucho humor. Digamos que algo así como reírse de una misma como terapia.
ResponderEliminarUn beso