Autor: A. F. Harrold
Ilustradora: Emily Gravett
Traductora: Gemma Rovira
Editorial: Blackie Books
Ilustradora: Emily Gravett
Traductora: Gemma Rovira
Editorial: Blackie Books
Rudger es el mejor amigo de Amanda. Rudger no existe, pero nadie es perfecto. Solo Amanda puede ver a su amigo imaginario. Pero un día el señor Bunting llama a su puerta. Y quiere llevarse a Rudger. Algunos dicen que Bunting se alimenta de amigos imaginarios. La única solución es que Rudger huya solo. Pero ¿puede un amigo imaginario sobrevivir sin alguien que le imagine? (Sinopsis de la editorial)
Hace unas semanas nos comunicaban desde Boolino que habíamos ganado un ejemplar de Los imaginarios en una iniciativa organizada por Blackie Books para celebrar que el libro llegaba a su segunda edición. Para mí fue una alegría, porque ya me había fijado en esta novela infantil, cosa que es imposible no hacer con esa portada tan preciosa y llamativa.
Muchas veces han aparecido amigos imaginarios o invisibles en cuentos, novelas, o películas para niños. Pero lo que destaca en este libro es que el foco se pone no en la niña que imagina, sino en el amigo imaginado, Rudger. Y es que la historia comienza cuando Rudger se ve en un gran problema: su amiga Amanda se está muriendo, y eso va a significar que él desaparecerá poco a poco porque no habrá nadie que le imagine.
A. F. Harrold ha creado una historia muy especial, destinada a los niños pero a la que los adultos también pueden sacarle mucho jugo. El escritor destaca la gran importancia que tiene la imaginación en las mentes infantiles. En ese sentido, la madre de Amanda está encantada con el amigo invisible de su hija: le parece de lo más normal y no le importa considerarlo uno más de la familia. A esta madre se le contrapone otra que no duda en pensar que su hija necesita un psicólogo y para la que lo normal sería que la niña tuviera una mente plana y gris. En el libro también se trata el valor de la amistad, o cómo cambiamos cuando nos hacemos adultos.
No sólo hay que hablar de lo que el libro nos cuenta, porque hay algo que también destaca sobremanera en él: la calidad de la edición y de las ilustraciones. Emily Gravett ha creado unos dibujos en blanco y negro con algunos toques de color que encajan tanto con la narración que yo ya no podría pensar en Los imaginarios ilustrado de otra forma. Además, todas las páginas están llenas de detalles: los comienzos de capítulo, las separaciones de párrafos, las esquinas inferiores, algunas páginas en negro con las letras blancas,... Es tan especial, que resulta toda una aventura leer esta novela.
Ahora bien, es un libro destinado a niños de 9 o 10 años, pero yo diría que no es adecuado para todos, porque el ejemplo lo tengo en casa. Mi hijo pequeño leyó hasta la mitad y no quiso seguir porque le daba miedo por las noches. Hay partes en la historia un tanto inquietantes, y los personajes malvados que persiguen a Rudger resultan bastante oscuros (hay una niña con la melena larga y negra que parece un fantasma de los de las películas japonesas); no se llega ni por asomo al nivel de, por ejemplo, Coraline, pero creo que deberíais tener un poco en cuenta los gustos de vuestros peques. En mi caso quedé sorprendida, porque no esperaba que la lectura le fuese a dar tanto miedo (yo ya lo había leído).
Espero que Blackie Books siga sacando libros para el público infantil, porque leerlos es toda una experiencia, y siempre es un gusto poder tenerlos en nuestras estanterías ( el mío ya está junto a La casa de los ratones). A ver con qué nos sorprenden en el futuro.
Muchas veces han aparecido amigos imaginarios o invisibles en cuentos, novelas, o películas para niños. Pero lo que destaca en este libro es que el foco se pone no en la niña que imagina, sino en el amigo imaginado, Rudger. Y es que la historia comienza cuando Rudger se ve en un gran problema: su amiga Amanda se está muriendo, y eso va a significar que él desaparecerá poco a poco porque no habrá nadie que le imagine.
A. F. Harrold ha creado una historia muy especial, destinada a los niños pero a la que los adultos también pueden sacarle mucho jugo. El escritor destaca la gran importancia que tiene la imaginación en las mentes infantiles. En ese sentido, la madre de Amanda está encantada con el amigo invisible de su hija: le parece de lo más normal y no le importa considerarlo uno más de la familia. A esta madre se le contrapone otra que no duda en pensar que su hija necesita un psicólogo y para la que lo normal sería que la niña tuviera una mente plana y gris. En el libro también se trata el valor de la amistad, o cómo cambiamos cuando nos hacemos adultos.
No sólo hay que hablar de lo que el libro nos cuenta, porque hay algo que también destaca sobremanera en él: la calidad de la edición y de las ilustraciones. Emily Gravett ha creado unos dibujos en blanco y negro con algunos toques de color que encajan tanto con la narración que yo ya no podría pensar en Los imaginarios ilustrado de otra forma. Además, todas las páginas están llenas de detalles: los comienzos de capítulo, las separaciones de párrafos, las esquinas inferiores, algunas páginas en negro con las letras blancas,... Es tan especial, que resulta toda una aventura leer esta novela.
Ahora bien, es un libro destinado a niños de 9 o 10 años, pero yo diría que no es adecuado para todos, porque el ejemplo lo tengo en casa. Mi hijo pequeño leyó hasta la mitad y no quiso seguir porque le daba miedo por las noches. Hay partes en la historia un tanto inquietantes, y los personajes malvados que persiguen a Rudger resultan bastante oscuros (hay una niña con la melena larga y negra que parece un fantasma de los de las películas japonesas); no se llega ni por asomo al nivel de, por ejemplo, Coraline, pero creo que deberíais tener un poco en cuenta los gustos de vuestros peques. En mi caso quedé sorprendida, porque no esperaba que la lectura le fuese a dar tanto miedo (yo ya lo había leído).
Espero que Blackie Books siga sacando libros para el público infantil, porque leerlos es toda una experiencia, y siempre es un gusto poder tenerlos en nuestras estanterías ( el mío ya está junto a La casa de los ratones). A ver con qué nos sorprenden en el futuro.
Este es de esos libros que cada vez que veo la portada me quedo mirando pero sinceramente no tenía ni idea de qué iba. Y me encanta lo que cuentas, la edición, todo... apuntado queda por si tengo la oportunidad de hacerme con él.
ResponderEliminar¡Besote!
Leí esta novela hace un par de meses y me encantó. Me gusta el derroche de imaginación del autor, la singularidad de sus escenas y el que no se ahorre pasajes terroríficos o tristes porque los lectores, pequeños o mayores, aprecian una buena historia llena de emociones. Muy recomendable, sin duda. Besos.
ResponderEliminarHola, Mustis:
ResponderEliminarA mí este libro me gustó mucho, pero la edición me maravilló. Es absolutamente fantástica.
Eso sí, me alegro que menciones lo de tu peque porque cuando yo lo leí me dio la impresión de que algunas de las ilustraciones del libro eran demasiado tenebrosas para el rango de edad que habían marcado (y sí, estoy pensando en esa de la niña cuando estalla la tormenta; a mí me puso los pelos de punta). Sin embargo, a mitad de la novela, el género cambia y pasa de ser un libro oscuro a ser un libro más de aventuras, con tono más infantil y precisamente esa es la pega que yo le encontré: que no era uniforme.
En cualquier caso, esta novela me ha hecho descubrir una editorial a la que no tendré que perder de vista.
Un saludo imaginativo...
Patt
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